Sin duda Rodolfo Llinás es una referencia de la ciencia colombiana, y por lo tanto la publicación de su biografía es relevante y esencial. Aunque personalmente no he interactuado con él, lo conozco científicamente tanto por charlas que dio en Bogotá en los años 90 cuando estudié en la Universidad de Los Andes (es más, estuve presente cuando la universidad lo otorgó un doctorado honoris causa en 1998), como por sus publicaciones. Quedaba claro, aún hace 30 años, que Llinás era un líder en el campo de la neurociencia, y su trayectoria profesional nos motivó a muchos a estudiar el cerebro formalmente.
Esta reseña de su vida es eso, un recuento de cómo llegó a ser el científico que es, pero no se detiene a discutir sus logros académicos. Se enfoca principalmente en su vida personal: su familia, sus amigos, sus colegas y sus estudiantes, y cómo ellos influenciaron sus intereses y su carrera profesional. A través de este hilo narrativo empezamos a ver quién es Llinás, lo que piensa y lo que siente, y así vislumbramos porqué se encauzó en su misión para entender el cerebro. Cierto, a lo largo del recuento el autor menciona los descubrimientos más relevantes, pero con mínimo detalle, y solo para ayudarle al lector a entender la relevancia científica de Llinás.
Pero a pesar de esto (pues los neurocientíficos hubiéramos querido saborear sus logros un poco más), la biografía está muy bien escrita y definitivamente nos deja conocer a uno de los científicos hispanos más logrados, iconoclastas y vanguardistas de nuestros tiempos. No me cabe duda que esta historia inspirará a toda una nueva generación de neurocientíficos, particularmente en el mundo hispanoparlante.
